Dios no lleva cuentas del mal
Dios no lleva cuentas del mal. Padre, usted está diciendo algo que se está inventando.
Capítulo 13 de la primera carta a los Corintios ¿no es cierto que Dios es amor? Eso lo dice la primera carta del apóstol san Juan. Dios es amor. Muy bien. Si Dios es amor entonces miren lo que dice acá. Ya puedo hablar la lengua de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor no paso de ser una campana ruidosa o unos platillos estridentes, ya puedo hablar inspirador y penetrar todo secreto y todo el saber, ya puedo tener toda la fe hasta mover montañas que si no tengo amor no soy nada, ya puedo dar limosnas todo lo que tengo, ya puedo incluso dejarme quemar vivo que si no tengo amor de nada me sirve. El amor es paciente, el amor es afable, el amor no tiene envidia, el amor no es creído ni orgulloso, el amor no es grosero ni busca su propio interés, no se irrita ni lleva cuentas del mal, no simpatiza con las injusticias, simpatiza con la verdad, el amor disculpa siempre, confía siempre, espera siempre, aguanta siempre.
Dios es amor, por lo tanto donde dice amor podemos poner la palabra Dios ¿cierto? Muy bien, entonces hagamos la transición. Dios es paciente. Dios es afable. Dios no tiene envidia. Dios no es creído ni orgulloso, no es grosero ni busca su propio interés, nunca se irrita, nunca se irrita.
Nosotros que vivimos convencidos de que Dios vive bravo con uno. Nunca se irrita, dejen de enseñar ya a los niños que Dios se ofende, Dios no es tan pendejo para ofenderse. Los que nos ofendemos somos nosotros que somos los que tenemos ego, Dios no tiene ego, Dios quiere el bien de la persona. Cuando una persona peca, la preocupación de Dios es que esa persona está destruyéndose a sí misma y haciéndole daño a los demás, pero Dios no es un ser humano, no es como nosotros, no se ofende Él, no se pone bravo, no se hace el decepcionado, no dice, ¡uy me fallaste, no me mires ahora!.
¿De verdad la imagen que da Jesucristo en el evangelio es la de un Dios que se ofende? ¿Ustedes creen que la imagen de Jesucristo atendiendo a la mujer que le lava los pies es la de un Dios que se ofende?
El Dios que se ofende lo representa el fariseo, el que está al lado. Si este fuera profeta sabría quien es la mujer que lo está tocando. Ese es el fariseo y ese es el Dios del fariseo y a nosotros nos gusta más el Dios del fariseo que el Dios de Cristo.
El amor nunca se irrita. Dios nunca se irrita y miren la que sigue, Dios no lleva cuentas del mal.
Acabas de enterarte de una cosa, que en el cielo no hay un recibo donde está anotado lo que le debes a Dios. Espero haberles quitado un peso de encima.
Se van a llevar una sorpresa el último día de su vida, cuando lleguen delante del Señor y le digan, Señor, no tengo cara como presentarme con todas las cosas que yo he hecho y El va a decir, pues si no me las cuentas no me entero porque yo de lo único que me acuerdo es del amor que siento por ti.
Díganme ¿ustedes creen que una mamá de verdad con sentimientos de mamá, cuando ve a su hijo lo que hace es, -antes de entrar, Federico Arturo le recuerdo, hace cinco años me hizo esto, hace seis años me hizo lo otro, hace diez años me hizo lo de más allá- . Si ustedes que son pecadores saben amar bonito, ¿ustedes qué creen que el Señor del universo sabe amar menos que ustedes?
No lleva cuentas del mal. Ustedes saben que la relación de Dios con nosotros es como si estuviéramos unidos a El por un hilito, ese hilito es su ternura, es su amor. Cuando nosotros pecamos rompemos el hilito y entonces Dios agarra lo que quedó del hilito con el de Él, hace un nudito y lo vuelve a unir, entonces el hilito queda cada vez más cortico, más cerquita de Él. Dios no lleva cuentas del mal, Dios no simpatiza con las injusticias, simpatiza con la verdad.
Y miren esta belleza. Dios disculpa siempre, confía siempre, espera siempre, aguanta siempre, el amor de Dios nunca pasará. Así que estas tres cosas tenemos, fe, esperanza y amor y de ella la más grande es el amor. Dios es amor, hemos creído en el amor, hemos conocido el amor que Dios nos tiene y su amor es infinito.
Ese es el gran anuncio del Nuevo Testamento ¿cómo no estar contentos? El Nuevo Testamento hace este anuncio, el anuncio del perdón con diferentes lenguajes. Los evangelios sinópticos, los sinópticos a este anuncio del perdón lo llaman Reino de Dios.
La obra de san Pablo, lo que llamamos el corpus paulino, la obra de san Pablo a este perdón lo llama la justificación por la fe y el cuarto evangelio, el evangelio de Juan a este perdón lo llama la vida. Por eso cuando ustedes se acercan a los evangelios sinópticos, los evangelios sinópticos son Mateo, Marcos y Lucas, cuando ustedes se acercan a los evangelios sinópticos y ven que los evangelios sinópticos dicen, alégrense, ya está en medio de ustedes el Reino de Dios ¿a qué se refiere Jesús cuando habla del Reino de Dios? Jesús no está hablando del cielo, Jesús no está diciendo alégrense que ya van a morir que ya van para el cielo, no no no, no está diciendo eso. Alégrense que ya está en medio de ustedes el amor de Dios su Padre y ese amor de Dios su Padre es amor de perdón, amor de misericordia que se entrega generoso para dar la vida y transformarlos.
Por eso si ustedes se fijan en todo lo que hace ese Jesús de los evangelios sinópticos, es que va llegando a la vida de las personas y los va cambiando y los va transformando de qué manera, los va transformando con su bondad, con su amor, con su misericordia, ese es el reino de Dios.
Ya se van de estos retiros sabiendo algo nuevo, que el Reino de Dios no es el cielo para cuando se muera sino que el Reino de Dios es la presencia del amor de Dios nuestro Padre en medio de nosotros entregándose generosamente por nosotros para transformar nuestras vidas en una vida nueva.
Bueno primero que todo le recuerdo lo que nos dijo Su Santidad Juan Pablo II, ni el cielo ni el infierno son lugares, son estado del alma. No se les olvide eso, el cielo no queda arriba, el infierno queda abajo, el infierno no es un lugar con llamas, el cielo no es un lugar con copos de nieve o con nubes, no son lugares, son estado del alma. El cielo es la perfecta felicidad del sentir la presencia de Dios y el infierno es la perfecta infelicidad de no poder contemplar el rostro de Dios. ¿Recuerdas una misa donde un Padrecito hablaba que el único pecado que Dios no puede perdonar?
¿Qué es el infierno? El infierno no es un castigo que Dios nos aplica, el infierno es un castigo que uno se aplica a sí mismo, es negarme la posibilidad de que Dios me perdone, cerrarle las puertas a Dios. -Usted es amor pero yo no me dejo amar por usted-. Ese es el infierno, entonces la persona se hunde en su maldad y no solo destruye esta vida que esta vida la destruye, la mayoría de la gente no necesita infierno después de muerto, ya lo tiene. Piensen ustedes en un pobre drogadicto, ya tiene infierno, yo me imagino que Dios va a necesitar la eternidad a ver si alegra la vida del pobre drogado, a ver si lo recupera, porque pudiendo haber sido un hombre maravilloso ha destruido su vida, ha hecho un infierno y es fabricadito por él.
Dios no fabrica infierno, el infierno es fabricado por el hombre y es justamente lo que te dice el capítulo 25.
¿Quieres fabricar cielo? Ama. Porque ¿se dieron cuenta de cómo es el juicio? Jesús no llega allá y dice, vengan acá los benditos de mi Padre porque se bautizaron a tiempo, porque fueron a misa cada ocho días, vengan porque prendían velas a la Virgen del Carmen, vengan porque rezaban la novena de no sé quien, vengan porque ustedes sí pensaban que eran mejor que los demás. No dice eso, "vengan ustedes benditos de mi Padre porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber" ¿Se dieron cuenta que el que da comida, el que da bebida, el que acoge al forastero, el que visita al enfermo, el que va a ver al encarcelado podría ser una persona que no tiene fe? pero hace esas cosas. Podría ser una persona que tiene otro Dios pero hace estas cosas ¿saben que significa eso?
No estoy diciendo nada raro, léanse la Encíclica Redentor Hominis, la más bella de Juan Pablo II, la gente casi no la conoce porque fue la primera que escribió. La salvación en Cristo es universal, es para todo hombre y toda mujer, así ese hombre o esa mujer o no conozca a Dios o no conozca al Dios cristiano, porque tal vez el hombre o la mujer no conoce a Dios pero Dios sí lo conoce a él y lo único que le pide es amor, amor.
Cuando tú amas construyes cielo y cuando tú no amas construyes tu infierno y le cierras la puerta a Dios y no te dejas amar, no dejarte amar. Dios no puede hacer nada contigo ¿dónde está ese ejemplo en el evangelio? Los fariseos. Jesús pudo predicar, transformar, pecadores, prostitutas, pero no pudo nada con los santos de la época, con los beatos de la época, con los miembros de la Legión de María de la época que eran los fariseos. Los fariseos eran las señoras de la parroquia de la época. Claro esas beatas santísimas de lengua bifurcada verde que van donde el párroco y le dicen, Ave María, su reverencia, yo no sé cómo se atreve la Juana Díaz a venir a Misa, no sé cómo se atreve, esa mujer es una casquivana
¿Usted quien es para juzgar a su hermana? Eso era lo que hacían los fariseos, juzgar a su hermano. Los fariseos le cerraron la puerta en las narices al amor de Dios, no se dejaron perdonar, hasta el último instante se están burlando del amor de Dios, porque Jesús le está diciendo, Yo soy perdón y ellos le están diciendo, yo no lo necesito, yo soy bueno.
Por eso el texto con el que empecé hoy. El que dice que no tiene pecado llama mentiroso a Dios y la palabra de Dios no está en él.
Hay que reconocerse pecador para dejarle a Dios trabajar. Señor soy pecador. Ay qué bueno, tengo que hacer, y entonces se pone a trabajar ahí mismo. En cambio uno empieza yo me salvé a mí mismo, yo soy super recto, yo soy la última coca cola del desierto, yo soy la señorita cometa y no necesito de nadie. Genial, quédate con vos mismo, tu infierno, lo único que vas a tener de compañía el resto de tu vida es tu propio ego ¿te queda más clarito?
Juan Jaime Escobar
REGÁLAME TUS PECADOS (audio)